El Centro Tecnológico de Economía Circular, con asiento en Tarapacá, incluye como prioridades dentro de su agenda 2030, actividades centradas en acercar la EC a la comunidad y trabajar directamente en cada territorio.
En Chile se viene hablando hace unos cuantos años de economía circular, cada vez más, de su crecimiento. No obstante, ¿estamos haciendo lo suficiente para lograr que la mayor cantidad de empresas migren sus procesos hacia ese concepto?
¿Qué faltaría hacer o impulsar desde el mundo gremial?
En Chile se ha avanzado en materia de economía circular. Se puede observar el compromiso de muchas empresas, tanto de transitar hacia la economía circular en sus modelos de negocios actuales como también en la creación de nuevas empresas que tienen el gen de la circularidad desde el inicio. Creo que ahí tenemos que destacar varias cosas. La primera, obviamente, el compromiso que están asumiendo las empresas con este nuevo enfoque. Lo segundo, el rol del Gobierno, especialmente a través de Corfo, en cuanto a impulsar una serie de instrumentos que permitan a las empresas transitar hacia la sustentabilidad y la economía circular, como también la generación de marcos legales comunes, es decir, reglas claras para todos, que nos permitan entender esta idea de la circularidad desde los ámbitos normativos también, como la Ley de Responsabilidad Extendida del Productor (REP).
¿Y cómo se debe continuar?
Esto está comenzando, a pesar de que Chile tiene una posición de liderazgo en América Latina en estas materias. Debemos entender la economía circular como un buen negocio. Yo creo que ahí es donde está la gran diferencia; si uno siempre habla de la economía circular o la entiende como algo ajeno a la empresa, como algo que viene impuesto, obviamente que es difícil que se pueda acelerar esta transición. Debemos entender en el corto plazo que la economía circular es una oportunidad para mejorar la competitividad de las empresas y las industrias, tanto las que operan sólo para el mercado local, como también las que operan en los mercados internacionales. Se hacen buenos negocios reduciendo el impacto negativo ambiental y aumentando el valor social.
Y esto es interesante, porque significa pasar de la idea de “quien contamina, paga” al “quien circulariza, gana”. Si salimos de la esfera del castigo y nos damos cuenta que esto le hace bien a mi empresa y la proyecta en el tiempo, tiene muchas más probabilidades de ser un éxito.
¿Existe verdadera conciencia de las empresas en general, respecto de los beneficios que puede traer la economía circular a sus procesos? ¿Cuáles son esos beneficios?
Sin duda que existe un grupo de empresas en el país que entiende los beneficios de la economía circular a la perfección; los beneficios económicos, sociales, medioambientales. Hay, a nivel de grandes empresas y a nivel de pymes, actores que son realmente líderes en esta materia y que han conectado lo que significa la transición a la economía circular con lo que es ser una empresa y no perder el foco en ello. Y en ese sentido es muy relevante entender que la economía circular no significa cambiar el rol de la empresa ni su finalidad. La diferencia es que la empresa replantea su modelo de negocio y sus estrategias, incorporando los principios de la circularidad, que significa disminuir la contaminación y los desechos desde el diseño, mantener los materiales en uso constantemente y la energía y finalmente aportar a la renovación de los ecosistemas, pero no perdiendo la finalidad de ser empresa. Por lo tanto, en simple, la empresa tiene que ser rentable y la economía circular es un modelo que apoya la rentabilidad.
Segundo. La economía circular ayuda a fortalecer los procesos de innovación interna; como requiere rediseñar y repensar muchos aspectos de los procesos productivos y los productos, y eso obliga a innovar. Y cuando innovamos ganamos en competitividad. Eso permite abrir nuevas líneas de negocios y de productos. Efectivamente, cuando nos damos cuenta de que un desecho no lo podemos reincorporar en nuestro mismo proceso productivo, lo podemos vender a otra industria en vez de botarlo y tener que pagar por el desecho. Podemos transformarlo, generar un poco de valor agregado y venderlo a otra industria. Entonces, es negocio.
Finalmente, también entrega reputación y legitimidad, siempre y cuando no caigamos en la lógica del “Greenwashing”, y en esto no hay una diferencia entre grandes y pequeñas empresas en términos de los beneficios que puede lograr.
Desde el punto de vista de las políticas públicas, además de la Ley REP, ¿qué más puede hacer la autoridad para impulsar este cambio?
No existe sólo la Ley REP y eso hay que dejarlo claro. La ley es parte de los esfuerzos de la economía circular, pero esto tiene un marco mayor, como por ejemplo, la Hoja de Ruta de Economía Circular al año 2040. Es esencial reconocer que hay marcos más generales que quizás no son tan conocidos, pero debemos valorizarlos. Otra cosa es el trabajo que vienen realizando Corfo y el Ministerio de Economía a través de una serie de instrumentos dirigidos a empresas para transformar los procesos productivos, para diseñar nuevos productos, para escalar, para internacionalizar. A veces no lo vemos, pero Chile es un referente en esta materia y conversando con emprendedores y empresas de distinto tamaño en el extranjero, reconocen la importancia de tener una institución como ésta, apoyando la transición hacia la economía circular y poniendo recursos. Corfo es un apoyo esencial que tienen las empresas en nuestro país y hay que aprovecharlo especialmente en las regiones.
¿Esos apoyos se replican en el ámbito privado?
Creo que falta en la banca privada. Hay entidades, como Banco Estado, que podrían entregar financiamiento a empresas que buscan crear modelos de circularidad desde cero, como también las que están transitando desde un modelo lineal a uno más circular. En ese sentido, se debiese reforzar la idea de que en la evaluación de los riesgos crediticios de las empresas y de los proyectos, se consideren los temas de circularidad.
No debiese dar lo mismo, desde el punto de vista financiero, si tu empresa o emprendimiento es circular o no, porque si eres circular, estarás aportando de forma diferente al desarrollo del país y de sus territorios. Creo que ahí tenemos que reforzar la idea de que la banca puede jugar un rol fundamental y Banco Estado debiese ser uno de los actores que guíe al mercado en este sentido.
Respecto de CircularTec, ¿qué tiene de innovador el enfoque de la tecnología en el concepto general de la Economía Circular?
No existe economía circular sin innovación y esto es algo que a veces no se dice de esta forma, pero hay que plantearlo de manera directa, porque la economía circular te plantea siempre que para avanzar hay que rediseñar y para rediseñar hay que innovar. Ahora estas innovaciones pueden ser de proceso, de producto o en la forma en que ordenamos los equipos de trabajo. Hay muchos niveles y tipos de innovación y todas son necesarias para la economía circular. Pero la innovación tecnológica tiene un rol clave en este proceso, porque nos permite plantear o aplicar los tres principios de la economía circular, que es no generar desechos ni contaminación, pero pensándolo desde el diseño y mantener los recursos y materiales en uso de manera constante, para apoyar el tema de la regeneración de los ecosistemas de una manera formidable.
¿Qué se viene entre los desafíos para CircularTec?
Este año se vienen varios desafíos importantes. El primero tiene que ver con la puesta en funcionamiento de nuestra casa central de CircularTec en Iquique. Estamos trabajando a toda velocidad para inaugurar en septiembre, lo que seguramente va a coincidir con el Festival de Economía Circular, el CircularFest, que tiene por objetivo invitar a las regiones sobre las cuales trabajamos en la macrozona norte, a hacer de la circularidad parte de las estrategias regionales de desarrollo y las estrategias de innovación regional.
¿Específicamente, qué esperan posicionar con el CircularFest?
El CircularFest va contar con seminarios, charlas, talleres y ferias de emprendimiento en cada región; muestras de arte y cultura. Invitaremos también a la parte educativa y colegios. Por lo tanto, es una actividad pensada para nuestra macrozona norte. Y esto lo hacemos, porque estamos muy comprometidos en apoyar a nuestras propias regiones en su desarrollo.


