MARCOS GÓMEZ: “Nuestro país no pueden darse el lujo de seguir insistiendo en un royalty como el que hemos conocido por parte del Gobierno”

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  • El gerente general de la AII analiza el impacto que está teniendo el debate minero en el desarrollo de la región de Tarapacá.

El 2022 pasará para la industria minera del país como un año lleno de incertidumbres, pero con pocos cambios en la práctica. Lo cierto es que por una parte, la discusión de la Convención Constitucional, y por otra, la prolongación por ya cuatro años del proyecto de royalty minero -con distintas modalidades- han puesto las alertas para este sector. “En Tarapacá cualquier hecho o discusión que afecte de alguna forma a la actividad minera, provoca atención inmediata”, advierte Marcos Gómez, gerente general de la Asociación de Industriales de Iquique y El Tamarugal.

Y no es para menos. La región cuenta con una cartera de proyectos a 2031 cifrada en US$10.132 millones, inversión que se explica por cinco iniciativas mineras que de acuerdo con Cochilco representan el 13,8% a nivel país.

¿Qué pasará con la inversión minera en la región?

Los proyectos informados por Cochilco en nuestra región podrían verse afectados por la actual propuesta de royalty minero, así como por el clima de la nueva discusión constitucional si no avanza exitosamente. Recientemente, un informe de la consultora EY indicó que el clima sociopolítico es la principal preocupación para la industria minera. Por lo mismo, es fundamental que nuestro país siga asegurando las condiciones de certeza y competitividad para que la industria minera pueda seguir desplegando sus encadenamientos productivos.

Pero el Gobierno ha seguido insistiendo con el proyecto de royalty, incluso ha anunciado un fondo para las regiones…

Si bien el ministro de Hacienda, Mario Marcel informó la inclusión de un fondo en beneficio de los territorios mineros de US$420 millones provenientes de la recaudación del Royalty, percibimos que esto se trata de un “anzuelo”. Ya hemos conocido iniciativas muy similares que no se concretaron: recordemos el proceso del primer royalty en 2005, cuando se nos prometió la creación de un Fondo para la Innovación con componente regional, algo que aún no se ha concretado.

Y en cuanto al largo plazo del royalty, ¿qué observaciones tiene la AII?

Creemos que, en lo que resta de discusión para el royalty, tenemos que hallar el punto de equilibrio entre mantener el atractivo a la inversión, siendo capaces de aumentar también la recaudación fiscal. Sin dudas, las iniciativas en torno al Royalty propuestas por el Gobierno deben moderarse sustancialmente para disminuir la tasa efectiva, calculada entre 48%-49%, asegurando la competitividad de nuestro país frente a otros distritos mineros. Es imperioso que se corrija este proyecto en la tramitación legislativa para producir un beneficio para nuestras regiones, sin dañar la cadena de valor y la cartera de inversión. 

¿Qué ocurrirá si el royalty avanza y se concreta sin ajustes?

Este proyecto presenta curiosa y perjudicial paradoja: si bien el gobierno logra el objetivo de aumentar la recaudación fiscal en el equivalente a un 0,3% del PIB entre 2023-2035 (según lo han señalado en un estudio un grupo de académicos de la Universidad de Chile y Universidad Católica de Chile), los menores encadenamientos productivos y empleos en el sector como efectos colaterales de esta iniciativa de Hacienda terminarán por reducir el PIB del país en un 2% anual. Es decir, sumando y restando, el efecto del nuevo royalty sería negativo.

¿Y cómo quedaría Chile como productor de cobre a nivel global?

Durante muchas décadas mantuvimos como país más de un 30% del total de cobre producido en el mundo, alcanzando incluso un 36% de participación global a comienzos del año 2000. Lamentablemente, hoy nuestra participación ha caído a solo un 26% a nivel mundial. El escenario actual contempla una serie de actores emergentes que quizás no estaban en el radar de la competitividad minera de Chile en las últimas décadas. Típicamente, Australia, Perú y Canadá son considerados los distritos que compiten con Chile. Pero ahora debemos ampliar la lista: por ejemplo, solamente entre la República Congo y China ya son responsables del 18% de la producción cuprífera mundial. En el país africano, la mina Kamoa Kakula -controlada por capitales chinos, canadienses y locales- por si sola alcanzará un peso comparable al 14% de la producción de Chile. Por su lado, China con una agresiva estrategia, ya controla el 28% de la producción africana de cobre.

¿Qué deberíamos esperar para 2023? Nuestra región y nuestro país no pueden darse el lujo de seguir insistiendo en un royalty como el que hemos conocido por parte del Gobierno, con tasas en torno a 48-49% que nos dejarán fuera de cualquier carrera por liderar la minería del cobre. Tras un año difícil e iniciando uno que podría ser todavía más desafiante, esperamos que la discusión se reenfoque y dé un giro positivo para la inversión y la recaudación.