La presidenta de SOFOFA se dio un tiempo para revisar en esta entrevista los principales desafíos gremiales, tanto a nivel nacional como en la región de Tarapacá.
La llegada de la empresaria Rosario Navarro (47) a la Presidencia de SOFOFA, se produjo en un contexto histórico, al menos especial. Tanto para el mundo empresarial en sí mismo, que elegía por primera vez a una mujer para dirigir sus pasos en 140 años de historia, como por el ambiente país en el que se produjo este cambio histórico, con una economía que aún no recupera el ritmo de crecimiento y actividad previos a la pandemia, y con un debate claramente marcado por los debates y conflictos que surgieron tras el estallido social de 2019.
Por lo mismo, mientras transcurre el primero de sus dos años de mandato (2023 – 2025), la vicepresidenta de Sonda y líder gremial trata de imprimir un sello especial a su mandato, consciente de que los ojos del mundo empresarial, político y social siguen atentamente cada uno de sus pasos.
¿Siempre tuvo la inquietud de los negocios y la faceta empresarial?
Fui una niña libre, curiosa y creativa y me crie en un ambiente donde se vivía y respiraba el tema, porque mi papá era un emprendedor que estaba armando su empresa. Desde joven, mis intereses estuvieron en las tecnologías y desarrollo de capital humano y se me daba fácil el tema del liderazgo. Nunca olvidaré mi primera visita a una planta industrial. Tenía ocho años y el efecto que tuvo en mí fue transformador: sentir orgullo profundo y admiración por la inventiva, el esfuerzo y el trabajo bien hecho. Creo que fue esa impronta la que me ha orientado a lo largo de mi vida a ser empresaria y a ver a la empresa privada como motor del crecimiento sostenible para Chile.
Cuando ingresó al mundo empresarial, ¿existían obstáculos reales que dificultaran el acceso de las mujeres al ambiente de la industria y los negocios?
El principal obstáculo son las barreras autoimpuestas, el impostor interno que podemos llevar dentro. Esto se debe trabajar desde la educación temprana, ya que no es algo que sólo venga desde el mundo empresarial. Se trata de una barrera cultural y sociológica. Creo que es un hecho que han existido obstáculos para la incorporación de las mujeres al mundo empresarial, las que tienen orígenes regulatorios en algunos casos y, en otros, tienen un componente más cultural. Sin embargo, creo que de manera progresiva estas barreras han ido reduciéndose, como lo demuestra el que muchas mujeres hoy lideren gremios empresariales o empresas y organizaciones en Chile.
¿Han mejorado las condiciones para la incorporación de más mujeres a la industria?
Han mejorado muchísimo, pero aún falta trabajo por hacer. Aunque hoy vemos mayor participación de mujeres en diversos ámbitos, aún existen brechas por una serie de factores, como los estereotipos de género, que limitan las oportunidades de las mujeres en el mundo laboral; la falta de políticas y programas que promuevan la equidad de género en las empresas; las responsabilidades familiares y de cuidado, que recaen principalmente en las mujeres. Junto con ello, algunas regulaciones o normativas que, en vez de flexibilizar la relación laboral, rigidizan acuerdos que pueden abordarse caso a caso.
¿Existe, entonces, espacio para mejorar?
Estoy convencida de que se puede seguir avanzando en esta materia. Desde una perspectiva empresarial, la reducción de las brechas de género puede contribuir a mejorar la productividad, la competitividad y la innovación de las empresas. Las empresas que cuentan con una fuerza laboral diversa e inclusiva son más propensas a tener una mejor comprensión de las necesidades de sus clientes y a generar nuevas ideas y soluciones.
¿Dónde cree que radica la verdadera igualdad entre hombres y mujeres en el plano laboral? ¿Cree que principios como la paridad contribuyen al equilibrio?
La verdadera igualdad comienza por un cambio cultural que debemos lograr en lo más profundo de nuestra sociedad, donde aún tenemos arraigadas expectativas y roles de género que contribuyen a la desigualdad y a la falta de acceso a oportunidades para las mujeres. A esto debemos sumar, sin duda, la profundización de políticas públicas que ayuden a derribar estas barreras, por ejemplo, a través de nuevos incentivos a la participación laboral femenina, la cual sigue siendo menor a la de los hombres, con una participación del 52,6% versus un 71%, en el caso masculino. La incorporación de mujeres al trabajo puede aportar un gran impulso al PIB. Hay ciertos principios de paridad y acciones concretas que puedan contribuir a alcanzar este equilibrio. Por ejemplo, contar con ternas inclusivas, trabajar con currículum ciegos y promocionar liderazgos femeninos que inspiren a otras mujeres.
Gremios regionales y descentralización
Las regiones llevan décadas demandando mayor autonomía desde varios puntos de vista. ¿Cómo cree que SOFOFA puede influir en esa agenda y ayudar a que la descentralización administrativa y normativa avance decididamente?
La descentralización es un desafío que tenemos como país y eso no se ve en la superficie, sino en el contenido de fondo: problemas en la toma de decisiones, en jerarquizar problemas, en priorizar recursos y soluciones… Es un tema común no sólo para el sector privado, sino también para el Estado. A nivel local, creo que es necesario simplificar la coordinación entre los distintos actores y facilitar una adecuada asignación de recursos para abordar problemas regionales, lo que puede aportar a fomentar y simplificar la inversión y, así, crear valor local. Para eso, desde SOFOFA hemos creado una red de gremios regionales, con macrozonas que levantan los temas comunes con énfasis en lo que sucede en las regiones, no en Santiago. Lo que queremos es trabajar internamente para y con las regiones, con el fin de conectar con la realidad de las problemáticas locales y, de este modo, entregar soluciones oportunas y adecuadas.
¿Qué tan relevante es la participación de los gremios regionales hoy en la agenda de SOFOFA y de qué manera se está trabajando para hacer cada vez más visibles a los diversos sectores productivos de las regiones?
Los gremios regionales son fundamentales, ya que representan y son quienes mejor conocen la realidad desplegada en nuestro país. Estamos trabajando desde distintas áreas para promover la actividad empresarial y abordar los retos que enfrentan las regiones. Hemos recorrido distintas ciudades del país para reunirnos, en su zona, con los empresarios locales. Estar en terreno, recorrer las industrias, conversar con trabajadores, emprendedores, con empresarios, no solo es enriquecedor, sino que es fundamental para trabajar unidos por el progreso de Chile.
Recientemente, la Corporación de Bienes de Capital (CBC) ha actualizado el catastro de proyectos de inversión para el quinquenio 2023 – 2027. En él, la región de Tarapacá figura en tercer lugar a nivel nacional, con una cartera de inversión que supera los US$ 7 mil millones. ¿Qué tipo de medidas concretas está impulsando SOFOFA para lograr que, en el corto plazo, se reduzcan los plazos actuales de tramitación y aprobación de nuevos proyectos e inversiones, y no seguir retrasando la necesaria inversión y padeciendo los efectos de la llamada “permisología”?
Hemos insistido ante las autoridades en la necesidad de contar con certeza jurídica y terminar con la “permisología”. Es evidente que, para avanzar, necesitamos reglas claras. Tuvimos participación activa en el trabajo prelegislativo de los proyectos de Ley Marco de Autorizaciones Sectoriales (Sistema Inteligente de Permisos) y la reforma a la Ley de Bases Generales del Medio Ambiente (Evaluación Ambiental 2.0). En cada instancia de participación, SOFOFA aportó su visión respecto de nudos críticos y elementos para simplificar los procesos de obtención de permisos, con el fin de potenciar la certeza jurídica a raíz de las diversas realidades que enfrentan empresas y sectores con el sistema. Nuestro compromiso está en seguir aportando elementos técnicos a la discusión de los textos, para acordar como país un marco regulatorio que promueva la inversión y permita crear empleos, pero sin disminuir los estándares ambientales y de participación ciudadana necesarios para avanzar hacia un desarrollo sostenible.
Liderazgo gremial, desafíos y agenda país
¿Cómo se gestó su candidatura y luego su llegada a la presidencia de la SOFOFA?
Llevo unos siete años en SOFOFA y anteriormente había estado unos tres o cuatro en ACTI. Fui entrando paulatinamente en el mundo gremial y me fui dando cuenta que había un espacio muy particular para aportar al país, incidir y decidir, con un liderazgo más colaborativo y más distribuido. Esto, sumado al momento histórico que atravesaba nuestro país, fue lo que me movilizó a ser parte de la dirección y liderazgo del gremio.
¿Está consciente de lo que implica ser la primera mujer que preside SOFOFA? ¿Cómo lleva ese desafío cada día?
Estar a la cabeza de SOFOFA implica liderar uno de los gremios más relevantes del país, independiente del género de quien lo dirija. A quienes la integramos, nos unen valores sobre cómo hacer empresa, la capacidad de sobreponerse, la apertura al diálogo, entre otros valores que nos convocan hacia un mismo propósito. En este período, he contado con el apoyo de todos los consejeros a través de sus ideas y comentarios constructivos. Más allá de los matices que a veces podamos tener, todos desean sumarse para que juntos tengamos una voz que sea un aporte, un gremio que se caracterice por tener una mirada técnica, pero colaborativa, y que contribuya decididamente al desarrollo económico y social de nuestro país.
¿Cuáles son sus expectativas al mando de la SOFOFA? ¿Cuál es el sello de su gestión y qué le gustaría dejar como legado?
Me he propuesto relevar con mucha fuerza el rol ambidiestro del sector privado, que es esta capacidad decidir e incidir. Decidir, porque al interior de nuestras empresas debemos promover un comportamiento ético, un respeto irrestricto con nuestro entorno, un mejor servicio a los clientes, un mejor trato a proveedores y, principalmente, una mejor relación con los trabajadores. Aspectos tan importantes como la capacitación, crear ambientes laborales positivos, detectar y potenciar el talento y profundizar la inclusión, son algunos de los ámbitos en que los líderes empresariales podemos contribuir activamente y que tienen efectos directos y positivos en la vida de las personas que interactúan con las empresas. E incidir, porque desde el sector privado tenemos que impulsar una mirada de futuro, promoviendo sanas políticas públicas que permitan el desarrollo de la empresa y sienten las bases de un mejor país para todos, con las personas en el centro. Igualmente, me gustaría que un sello de esta gestión fuera una SOFOFA que logra generar cada vez más puentes y espacios de participación, un gremio que escucha y promueve la participación de regiones y donde el diálogo se convierta en oportunidades y propuesta concretas que contribuyan al desarrollo de Chile.
A partir de la presidencia de Bernardo Larraín, se comenzó a ver en la realidad el anunciado cambio generacional en el mundo empresarial y gremial. Lo mismo ocurre hoy en otros gremios, como la CChC y el Comercio, donde esta nueva generación de empresarios está asumiendo el liderazgo. ¿Cuál cree que es el principal o los principales desafíos de este cambio generacional?
Más que el recambio generacional en sí mismo, que no es exclusivo de este periodo, el principal desafío que tenemos los gremios empresariales es buscar la manera de incidir en el complejo ambiente en el que se discuten las políticas públicas que afectan a las empresas. La polarización y la atomización de las fuerzas políticas, hacen que el aporte técnico que pueden entregar los gremios a la discusión normativa muchas veces no sea debidamente sopesado. Esto requiere un esfuerzo adicional por parte del mundo empresarial, que implica ser capaces de poner en simple nuestras ideas, mostrar los efectos positivos de un mayor desarrollo del mundo privado y cómo esto va directamente relacionado con la calidad de vida de las personas.
¿Concuerda en que uno de esos desafíos consiste, precisamente, en revitalizar y revalidar tanto el rol como la imagen del empresariado chileno ante diversos públicos o audiencias y, especialmente, ante la opinión pública en general?
Históricamente, el empresario chileno ha sido de bajo perfil y se dejó espacio para que otros hablaran por él. Pero en un mundo tan globalizado e interconectado como éste, quien que no comunica no existe. Por eso, soy empresaria y lo digo con orgullo. En ese contexto, la confianza es una condición esencial para el desarrollo del país y la cohesión social. Contribuir a generar confianza está en la esencia de nuestro propósito en SOFOFA. Todo nuestro trabajo hoy está orientado a convertirnos en un país donde la empresa está conectada con la sociedad y las personas estén orgullosas del quehacer de sus empresas, en un entorno de libertad, prosperidad y paz. Es el momento de construir desde adentro. De volver a mirar a nuestras compañías como empleadoras, como proveedoras, como clientes y, desde esa perspectiva, recuperar la confianza de las personas hacia las empresas. La mayoría de los chilenos comparten los valores de hacer empresa -como el valor de emprender, la resiliencia, el esfuerzo personal y los aprendizajes que se obtienen de los éxitos y fracasos- y creo debemos alimentar ese espíritu. La legitimidad e imagen del mundo empresarial se basa en la confianza de nuestros clientes, trabajadores, proveedores, accionistas y vecinos. Y eso es algo en lo que siempre debemos estar trabajando.
Durante 30 años, las elites empresariales agrupadas en los grandes gremios (CPC y sus ramas) fueron actores protagónicos de la agenda pública en la llamada Democracia de los Grandes Acuerdos (1990 – 2020). Sin embargo, y especialmente a partir del estallido social de 2019, ese rol parece, al menos, haberse debilitado. ¿Siente que ha sido así y que la ciudadanía demanda otras funciones del empresariado?
Es cierto que el escenario ha cambiado, como comentaba recién, por múltiples razones. Pero la adaptación al cambio está en la esencia de ser empresario, es parte de nuestro ADN. Entonces, más que resignarnos a la nostalgia de otros tiempos, trabajamos incansablemente para adaptarnos a los desafíos que tenemos hoy. Y esto pasa por fortalecer nuestros equipos, mejorar los espacios de participación gremial, crear puentes con el Ejecutivo y el mundo parlamentario, seguir mejorando los aportes técnicos en la discusión regulatoria y ser capaces de comunicar nuestras ideas de manera simple y con el foco en las personas.
¿Cree que existió al interior de SOFOFA y de los gremios empresariales una reflexión profunda respecto del estallido social y de sus causas, respecto de las soluciones que se plantearon y se siguen planteando y respecto del rol que le cabía al empresariado en la solución de esta crisis?
Sin duda que esa reflexión ha existido no sólo a nivel gremial, sino también al interior de las empresas. Creo que es muy necesario seguir profundizando los espacios de diálogo y me parece que así ha ocurrido en este tiempo y que, como empresarios, debemos ser capaces de estar más atentos a lo que sucede con nuestros trabajadores, nuestros proveedores y las comunidades en las que participamos. Las personas que se desempeñan en el entorno de las empresas, ya sea trabajadores, proveedores o parte de la comunidad, quieren recibir un buen trato, ser escuchadas y sentirse parte del progreso. Creo que los líderes empresariales podemos hacer mucho para que esto suceda en la práctica.
¿De qué manera y con qué sello pretende liderar a los empresarios en este desafío de interpretar y satisfacer las nuevas demandas o expectativas sociales?
Creo que la confianza es el elemento esencial en el Chile que estamos construyendo. Para restablecer esas confianzas, en el plano interno hemos mejorado los espacios de participación, fortalecido los equipos, reforzado el músculo en políticas públicas y mejorado la coordinación con otros gremios empresariales. Entendemos que el rol gremial es público, por eso hemos avanzado en abrir los espacios de encuentro con la ciudadanía a través de políticas como Empresa Abierta, mejorado los niveles de inclusión en las empresas, establecido puentes con las autoridades del Ejecutivo y con los parlamentarios y ampliado las vocerías, para que las ideas de la empresa se escuchen en distintos ámbitos.